Reclamaciones, una oportunidad de mejora en la satisfacción al cliente

miércoles, 27 de mayo de 2015
Las reclamaciones son una excelente oportunidad de satisfacer a clientes descontentos y aumentar la confianza en la organización. Fallos en el servicio pueden ser recordados como encuentros satisfactorios si son tratados de manera adecuada.

Suponen una segunda oportunidad para satisfacer al cliente logrando que este quede satisfecho, más incluso de lo que estaba antes de la incidencia, reforzando su fidelidad.

Así como las personas aprenden de las críticas, las organizaciones deben beneficiarse de las reclamaciones.

Quien juzga los productos y servicios recibidos es el cliente, no la organización.

La dirección debe reconocer su importancia y transmitir esta filosofía a todo el personal. Debe facilitar medios adecuados para dirigir la reclamación. Son el medio más directo, efectivo y barato de conocer que está fallando.

En términos de gestión de calidad, una reclamación es una no conformidad detectada por el cliente. 

Información para la mejora
Las reclamaciones constituyen un mecanismo de retroalimentación que orienta en la mejora de procesos, productos y servicios, planteando oportunidades para satisfacer de manera continua las necesidades del cliente, quien constituye su razón de ser.

Enfocan a la organización a la necesidad del cliente, adecuando sus esfuerzos e inversiones a aquello realmente importante para cada cliente en particular y para los clientes en general.

Permiten establecer acciones preventivas. Un incidente puede ser el aviso a un posible accidente. Si la organización no las tiene en cuenta, el cliente dejara de comprar y se ira a otra organización.

El cliente no reclama
Aunque los estudios indican que el cliente es cada vez más exigente, está más informado y tiene menos limitaciones para reclamar, se calcula que solamente reclama el 30% de los clientes insatisfechos.

El número de reclamaciones que recibe una organización no es necesariamente equivalente al número de clientes insatisfechos. Que un cliente comunique o no insatisfacción depende de:

- El valor del producto o servicio para el cliente.

- La gravedad del daño percibido por el cliente.

- La facilidad para reclamar.

- La actitud y manera de ser del cliente.

En general, el cliente no reclama porque cree que no merece la pena molestarse ni perder el tiempo, no van a conseguir nada a cambio o son clientes esporádico o poco fieles.

La organización debe aplicar un enfoque proactivo y facilitar que el cliente comunique cualquier insatisfacción. Una perdida de ventas puede ser el resultado de un cliente que no ha reclamado o cuya reclamación no ha sido bien gestionada.

Gestión eficaz de reclamaciones
Una reclamación bien atendida aproxima más a cliente y organización incrementando las posibilidades de fidelización.  Muchas veces, su gestión puede tener más impacto en la satisfacción que la prestación habitual del servicio. Pero también presentan un gran riesgo, si la organización gestiona de manera deficiente una reclamación, el cliente podrá perderse para siempre.

La gestión de reclamaciones se basa en una función de reparación, tarea no siempre sencilla de llevar a cabo.

Cuando las reclamaciones se gestionan correctamente, la organización reacciona sin que el cliente lo espere, dejándolo encantado con el servicio demostrando que la organización está pendiente de él y gestiona los detalles.

Para ello, es necesario identificar correctamente los motivos de la reclamación y las necesidades y expectativas del cliente respecto a su solución. Por tanto, se debe escuchar con atención al cliente mostrando en todo momento una clara disposición a resolver el problema.

Establezca soluciones apropiadas y recuperará  la satisfacción de la persona que reclama.

Céntrese en las necesidades del cliente, no únicamente en sus peticiones específicas.

Aprenda de los errores, de cada reclamación en particular y de la repetición de reclamaciones.

Enfoque la información que le aporta de manera integrada, complementándola con la proveniente de otras fuentes como encuestas de satisfacción o indicadores.


Sea asertivo para identificar cuando, de acuerdo con la medición realizada por la organización, el servicio no ha fallado objetivamente pero el cliente tiene una percepción diferente.
Leer más ...

Formación en Seguridad y Salud en el Trabajo, principal medio para realizar de forma segura las tareas

lunes, 18 de mayo de 2015
La formación permite adecuar las cualidades del personal a una determinada actividad, mejorando las habilidades, actitudes y aptitudes.

Para que las actuaciones del personal sean seguras, los trabajadores deberán adquirir las capacidades necesarias para realizar las tareas de manera segura poniendo en su conocimiento los procedimientos para evitar los riesgos, subsanarlos o minimizarlos, en caso de que no se puedan evitar por completo. La concienciación de los trabajadores pasa por la formación.

La formación favorece que el trabajador sea consciente de los riesgos que corre en la ejecución de su trabajo y conozca las medidas preventivas dispuestas, así como su correcta utilización y ejecución. A través de la capacitación sobre los riesgos, las acciones peligrosas y sus consecuencias, se incrementa la percepción de peligro por el trabajador haciendo más predecibles los accidentes y promociona la cultura preventiva en cualquier organización. 

La formación suele realizarse utilizando vías de comunicación verbal, por ser estas más directas, ágiles y muchas veces más clasificadoras. Sin embargo es importante reflejar por escrito estas acciones recalcando aspectos que puedan ser críticos por las consecuencias que se deriven actuaciones inadecuadas u omisiones.Debe ser teórica y práctica centrándose en el puesto de trabajo, el entorno y la forma de realizar las tareas, por lo cual es recomendable que la formación práctica se realice en el puesto de trabajo. Debe ser adecuada, suficiente y completa. Estará determinada por los resultados de la evaluación de los riesgos o por la previsibilidad de que puedan aparecer otros nuevos, contemplando riesgos generales y específicos, medidas preventivas individualmente consideradas y plan de prevención.

La formación ha de repetirse periódicamente asegurando el mantenimiento continuo de los niveles de educación. Todos los puestos de trabajo están en un constante cambio debiendo actualizar los conocimientos en Seguridad y Salud, favoreciendo el reciclaje continuo del personal.

Por otro lado, la formación permite una participación activa del personal en los programas de seguridad favoreciendo un cambio de actitudes, de manera que los trabajadores se impliquen y asuman que la prevención de riesgos laborales es esencial para el logro de un trabajo bien hecho. Es indispensable para el ejercicio de los derechos de participación y de consulta y para poder formular propuestas.

Para el adecuado control de los riesgos, se debe establecer un programa de formación estableciendo objetivos concretos y una retroalimentación de los resultados obtenidos. El proceso formativo requiere previamente una identificación y evaluación de las necesidades de formación, así como una correcta organización para su desarrollo. Este programa debe garantizar que todo el personal de la organización recibe, independientemente de la modalidad o duración del contrato, formación suficiente en materia de Seguridad y Salud dentro de su jornada laboral, tanto en el momento de su contratación, como cuando se produzcan cambios en las funciones desempeñadas o en los equipo de trabajo utilizados, así como cuando se introduzcan nuevas tecnologías.

Se debe guiar al personal de nuevo ingreso procurando que los compañeros contribuyan a orientar a los nuevos trabajadores.

La dirección debe comprometerse de manera especial con la mejora continua de la formación de sus trabajadores para lograr que estos sepan realizar su trabajo. Aunque es una de las obligaciones específicas más importantes del empresario derivada del deber general de protección, no debe verse  como únicamente una exigencia empresarial. Deben entender que a través de ellas se refuerza la competencia profesional de los trabajadores reafirmando su liderazgo ante el colectivo humano que dirigen.  
Leer más ...

Participación de los trabajadores, elemento esencial en la gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo

miércoles, 6 de mayo de 2015
La participación de los trabajadores en el diseño y desarrollo del sistema de gestión de la SST es esencial para que éste sea eficaz y dé los logros esperados.

La participación es junto a información y formación uno de los tres derechos fundamentales de los trabajadores. Formación e información ayudan a aprender cómo hacer las cosas de manera segura. Con la participación, los trabajadores se implican en realizar lo aprendido de la manera más segura posible.

Para encontrar soluciones conjuntas a problemas comunes es necesaria la colaboración estrecha de trabajadores y dirección. La dirección no puede dar solución a todos los problemas que se plantean. El trabajo en equipo debe convertirse en la base para la innovación y el compromiso de los trabajadores en el proyecto empresarial.

Los  trabajadores cuentan con una gran experiencia y un conocimiento directo de los procedimientos de trabajo y la manera en que estos afectan a su seguridad. Su participación contribuye al desarrollo de métodos de protección prácticos y eficaces. Cuando los trabajadores participan desde el inicio en el proceso identificando problemas y sus causas, asumen mejor su compromiso con la solución mejorando la comunicación. Están más atentos al resultado final aumentando la eficiencia de las medidas adoptadas. En los centros en los que los trabajadores contribuyen activamente a la salud y a la seguridad los niveles de riesgo laboral y de tasas de accidentes son menores.

La organización debe ir más allá de la obligación legalmente establecida, de tal forma, que la participación sea parte de la propia cultura de la organización con el objetivo de lograr conductas seguras, favoreciendo la aportación de ideas, valores y prácticas desarrollados. Debe mostrar su preocupación por las personas y las condiciones de trabajo.

Es necesario un liderazgo en la organización que estimule a los trabajadores a participar activamente en las decisiones que les afecten y en la mejora de los procesos y tareas en que intervienen. La participación de los trabajadores debe ser un proceso en el que organización y trabajadores dialogan, escuchan sus respectivas inquietudes, dan muestra de confianza y respeto mutuos, debaten cuestiones, adoptan decisiones conjuntamente, recaban y comparten puntos de vista e información.

Para desarrollar una cultura de seguridad reforzar comportamientos seguros y frenar o corregir comportamientos inseguros. Los trabajadores modifican su comportamiento para adaptarse a normas culturales si perciben que su cumplimiento producirá un resultado deseable. Mediante, por ejemplo, un sistema de incentivos por el cumplimiento de objetivos y conductas, incrementa la concienciación sobre los riesgos y mantiene el programa de seguridad interesante y vital, motivando a los trabajadores a comportarse de modo seguro. Estos programas deben estar bien planificados ya que en ocasiones pueden desviar la atención hacia la recompensa. El trabajador actúa de una determinada manera únicamente para lograr el premio. Este es el caso de incentivos a la disminución del número de accidentes que diesen lugar a una no notificación de los mismos. Distribuir los premios sin un programa claro y consistente reduce el potencial para lograr los resultados deseados.

Para que estos sistemas sean efectivos, deben estar documentados y ser comprendidos por todos los empleados. Deben tener un alto grado de visibilidad en la organización
Estos programas deben ir dirigidos a la prevención de accidentes y no al castigo tras los accidentes ocurridos.

Asimismo, se requiere un alto apoyo organizacional, de modo que los trabajadores perciban que sus contribuciones a la seguridad son valoradas por la organización. Los participantes han de comprender que el programa de incentivos es diseñado para llevarlo a cabo y han de entender cómo serán medidas y valoradas sus actuaciones y sus comportamientos.

La evaluación de comportamientos seguros e inseguros constituye un elemento esencial en la cultura de seguridad de la organización.


Los comportamientos seguros se pueden lograr también alentando a los trabajadores a opinar a través de la consulta de cuestiones relacionadas con su Seguridad y Salud laboral, dotando a la organización de órganos de discusión y debate. Adicionalmente, la consulta de estas cuestiones es un requisito legal. Los comités de seguridad son claves en el éxito de los programas de seguridad. La participación plena no se limita solo a la consulta, los trabajadores deben intervenir también en la toma de decisiones.


Si se analiza la legislación española en SST, y nos detenemos en las materias que deben ser objeto de consulta antes de tomar decisiones y se relacionan con el conjunto de medidas que debe desarrollar la organización dentro de la actividad preventiva, se llega a la conclusión de que prácticamente todo el contenido de la acción preventiva de la organización si esta sometido al conocimiento de los trabajadores o sus representantes.
Legalmente, en el ámbito de la normativa preventiva, no se determinan efectos concretos relativos a las consultas formuladas por la organización, ni se alude a las consecuencias de su incumplimiento; no cabe duda de que las consultas son obligatorias pero no vinculantes para la organización, aunque un informe contrario a una medida a adoptar por la organización, de la que resulten daños, puede servir de base a la responsabilidad administrativa, civil o, en su caso, penal.



Leer más ...