Como incorporar el liderazgo en los nuevos sistemas de gestión

domingo, 31 de enero de 2016
La revisión emprendida en las normas ISO 9001, ISO 14001 y todas las normas relativas a los sistemas de gestión, plantea nuevas cuestiones. En todas estas normas, los principios serán similares, con un enfoque adaptado a la gestión de la calidad, medio ambiente, seguridad y salud en el trabajo, etc.

En la nueva estructura de alto nivel del Anexo SL se incluye en el apartado 5 el concepto de Liderazgo. Se le aporta un lugar relevantehaciendo referencia de manera aún más explícita a la necesidad de liderazgo en una organización.

Con este enfoque, se trata de avanzar hacia una mayor participación de la alta dirección en el sistema de gestión, incidiendo en la necesidad de ejercer un liderazgo de manera eficaz y demostrar el compromiso.

El liderazgo es un aspecto fundamental para la eficacia del sistema de gestión ya que permite dirigir al personal hacia un propósito común. Es una habilidad importante en las organizaciones que permite alcanzar de manera efectiva las metas, motivando, evitando imponer y promoviendo la implicación de todas las personas en la consecución de los objetivos.

Comprensión del entorno
Se hace referencia al contexto organizacional en una intención de alinear el sistema de gestión con las necesidades del negocio. La organización debe demostrar su capacidad para demostrar una amplia comprensión del entorno empresarial, de sus problemas internos y externos, y de cómo influyen en el negocio y en la estrategia.

El sistema de gestión no debe únicamente enfocarse a la gestión. El sistema debe estar conectado con la dirección estratégica en todo momento

Identificación de riesgos
En este contexto, se hace necesario identificar los riesgos significativos que pueden tener un impacto en el logro de los objetivos del sistema. La alta dirección debe garantizar que se identifican estos riesgos, ampliando sus responsabilidades en relación al cumplimiento de los requisitos. Será necesario también comprender las fortalezas y debilidades internas y cómo afectan a la capacidad de la organización de asegurar la eficacia del sistema.

En el caso de la norma ISO 9001:2015, se indica claramente (punto 5.1.2.) que la alta dirección debe tener en cuenta aquellos riesgos y oportunidades que puedan afectar al producto y/o servicio ofrecido, así como aumentar la satisfacción de los clientes, además de mantener el foco en mejorar esta satisfacción.

Política
Se reafirma el papel relevante de la política como herramienta de la alta dirección para determinar los ejes en los cuáles se moverá el sistema de gestión (punto 5.2.).

La política debe incidir de forma directa en todas las actividades de la organización, integrándose de forma explícita en los procesos estratégicos, evitando que quede en un mero trámite o una declaración de intenciones, sin verse reflejada en la realidad. Debe mantenerse viva y recoger las particularidades del contexto de la organización.

Se hace  mención explícita a la necesidad de que esta sea comunicada, entendida y aplicada dentro de la organización. Los canales de comunicación interna deben además ser revisados para asegurar su eficacia. 

Por otro lado, en función de las oportunidades detectadas y de las características de la organización deberá estar a disposición de las partes interesadas.

Par evidenciar la participación y compromiso de la alta dirección, esta deberá firmar los diferentes documentos: política, objetivos, indicadores, manual, procedimientos, información documentada, comunicados de difusión de información sobre el sistema, mapa de procesos, actas de las reuniones de la revisión y seguimiento del sistema y evaluación de riesgos.

Representante de la dirección
Una de las mayores novedades de la revisión es que no se menciona en ningún momento la figura del representante de la dirección. Todas las responsabilidades sobre el sistema de gestión quedan bien claras, definidas y asignadas a la alta dirección, en una intención estimular a esta y evitar se diluyan responsabilidades.

La norma aporta, no obstante, cierta flexibilidad permitiendo delegar a la alta dirección. Habitualmente esta no dispone de tiempo para el control y la ejecución del sistema implantado, por lo que en la mayoría de los casos, se mantendrá la figura del representante de la dirección, aunque deja de ser un requisito.

Roles, responsabilidades y autoridades
Se introduce un nuevo término, el término “rol” (punto 5.3), indicando que será necesario el apoyo directo de la alta dirección en otros roles de la organización, para demostrar su liderazgo en sus respectivas áreas. Se demuestra una vez más, la necesidad de implicación de la alta dirección en la eficacia del sistema.

En este punto, se introducen nuevos matices, indicando que deben ser asignadas y comunicadas las responsabilidades y autoridades, añadiendo que para llevarlas a cabo de forma correcta deben ser entendidas como una parte esencial del proceso.  

Para evidenciar la asignación de responsabilidades y un control sobre la correcta ejecución de las tareas, la alta dirección deberá firmar el procedimiento en el que se detallan las funciones del personal, así como el organigrama. 

La alta dirección asignará aquellas personas que sean capaces de desarrollar las tareas que aseguren el correcto funcionamiento del sistema de gestión.
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