La comunicación,
aspecto fundamental en la gestión empresarial, cobra especial relevancia en prevención,
al afectar a la conducta de los individuos. Favorece la motivación estimulando la participación de todos los integrantes de
la organización y logrando la integración de la prevención en cada fase del
proceso productivo de forma que esta sea consigna de actuación en todo
momento. Una buena comunicación genera confianza
aumentando la eficacia de los procesos productivos. Es una característica
esencial de organizaciones fuertes.
Una organización con una buena
cultura preventiva debe tener un sistema de comunicación que anime a sus
empleados a informar sobre los riesgos y proponer mejoras de las condiciones de
trabajo. Debe ser el cauce de participación
y diálogo que facilite la implantación de las mejoras en las condiciones de
trabajo.
- Los riesgos son detectados por los trabajadores como personas directamente afectadas por los daños que se puedan producir, pero no tienen la facultad de poder tomar decisiones para subsanarlas.
- Quienes pueden tomar esas decisiones no tienen conocimiento de la existencia de esas situaciones anómalas.
- Los trabajadores no son conscientes de la importancia de tales consecuencias nocivas.
La comunicación debe ser
el hilo conductor que sirva de enlace
entre los procesos y personas que conforman la estructura de la organización.
Es necesario disponer de canales de
comunicación que garanticen el constante intercambio de información
asegurando que esta es transmitida de manera correcta y clara siendo
completamente entendida por el destinatario. Sin comunicación eficaz es
imposible logar buenos resultados en cualquier proyecto que la organización se
plantee. Estos canales darán respuesta a las necesidades de la organización en
materia de prevención pero también en otras materias clave para la gestión como
el medio ambiente, calidad, etc.
El canal más empleado por
su eficacia y rapidez es el correo electrónico. Para determinados puestos que
carecen de estos medios, se deben fomentar reuniones periódicas con mandos
responsables o comunicaciones escritas. Deben considerarse vías de apoyo a la
comunicación como la divulgación en tablones de anuncios, paneles informativos,
revistas o muros en la red informática.
Como solución a carencias
tanto de comunicación interna como de implicación es interesante disponer de
buzones de sugerencias o promocionar buenas prácticas preventivas con
iniciativas como el empleado del mes, día de la seguridad, premios por las
mejores propuestas de mejora, así como comunicar y felicitar por los resultados
alcanzados.
Es organizaciones con una
estructura divisional muy marcada son frecuentes carencias en comunicación horizontal entre departamentos y comunicaciones
en sentido ascendente. Cada área
gestiona de manera independiente sus actividades y los mandos no fomentan la
participación de sus trabajadores.
En estos casos deben
establecerse canales que garanticen la comunicación ascendente de todo el
personal de modo que el flujo de información sea bidireccional. Así, los
trabajadores informarán de inmediato a su superior y a los trabajadores
designados para actividades preventivas, o en su caso al servicio de prevención
cuando exista, de cualquier situación que, a su juicio, entrañe un riesgo para
la seguridad y salud de los trabajadores.
Para mejorar la
comunicación es importante cuando se producen accidentes no atribuir la culpa a
los trabajadores asegurando que no sufrirán consecuencias negativas como
resultado de la comunicación. Ahora bien, es recomendable disponer de un
sistema de retroalimentación tras
los accidentes. La modificación de conducta se consigue por la implicación y no
por la imposición de los mandos.
Es importante también
establecer retroalimentación para informar a los empleados de que sus
sugerencias han sido revisadas o que tipo de acción se ha emprendido para
solucionar un determinado problema.
En organizaciones con representantes de los trabajadores, es
necesario considerar que serán estos los que facilitarán la información a los
trabajadores. No obstante, deberá evidenciarse que se han comunicado
directamente a cada trabajador los riesgos específicos que afectan a su puesto
de trabajo, así como las medidas de protección y prevención aplicables a dichos
riesgos.
Asimismo, es conveniente
mantener una comunicación con el exterior
de la organización y tener la capacidad de recibir y poder dar respuesta a las
comunicaciones externas recibidas. Es necesario identificar aquellas partes
interesadas externas que puedan tener impacto en la gestión y establecer una
prioridad para dar respuesta a las comunicaciones recibidas. Entre ellas, como
mínimo, se deben considerar la administración, clientes, contratistas y
visitantes al lugar de trabajo.
Diversos estudios sobre
las causas de los accidentes demuestran la importancia de incrementar la percepción de riesgos de los
trabajadores. El 96% de los accidentes se producen por actos inseguros de los
trabajadores (falta o incorrecto uso de equipos de protección individual, falta
de seguimiento de las instrucciones de trabajo, uso de herramientas incorrectas
o inadecuadas, falta de orden y limpieza del puesto de trabajo, etc.) y tan
solo un 4% son debidos a condiciones o instalaciones inseguras. La percepción de las causas de los accidentes está en su mayoría
motivada por factores personales. Una comunicación eficaz permitirá dar a
conocer el medio de trabajo y todas las circunstancias que lo rodean,
concretándolas en los posibles riesgos, su gravedad y las medidas de protección
y prevención adoptadas.
La comunicación no es la
panacea, pero es una ayuda importante para seguir avanzando en la prevención
redundando en un mejor clima laboral y una mayor implicación del personal.