La Huella de Carbono es una nueva
variable de competitividad para las organizaciones y sus productos. Es más que
una moda, el mercado lo exige. Actualmente
los consumidores reclaman un conocimiento más profundo de los valores
relacionados con sostenibilidad y medioambiente.
La
Huella de Carbono es un parámetro que describe la cantidad de emisiones de
gases de efecto invernadero (GEI) en toneladas de CO2 equivalente, asociados a una organización, evento,
actividad o al ciclo de vida de un producto o servicio, para determinar su
contribución al cambio climático. Es
el mejor indicador del grado de eficiencia energética de la organización.
Desde
la entrada en vigor del protocolo de Kioto cada vez son más las organizaciones
que tienen la necesidad de controlar o reducir sus emisiones. Prácticamente
todos los sectores, más allá de aquellos que deben reportar emisiones de forma
obligatoria, sienten esta necesidad y fomentan la sostenibilidad a través de
proyectos voluntarios de este tipo ayudando a aumentar la visibilidad de un evento, mejorar la imagen de la marca o
fomentar la concienciación social valorado todas las fuentes de emisión
relevantes y determinando el impacto medioambiental generado.
El
proceso de definición de la huella considera el desarrollo de las siguientes
etapas:
1.-
Definición del mapa de procesos para comprender el ciclo de vida del producto.
Se analizan los procesos asociados identificando sus límites: a) técnicos como
consumo de combustibles, energía, productos, y residuos generados; y b) geográficos
como donde se ubican las instalaciones o se llevan a cabo las diferentes
etapas.
2.-
Determinación del alcance del cálculo, a emisiones: a) directas asociadas a la
actividad y controladas por la organización; e b) indirectas no generadas en
fuentes controladas por la organización pero consecuencia de sus actividades, como la generación de energía por otra compañía adquirida para el propio
consumo. Deberán identificar
y ordenarse coherentemente todos los focos siguiendo un procedimiento similar al
de una auditoria.
3.-
Recopilación de datos en cada etapa,
incluyendo todos los datos relativos a la actividad y factores de emisión de los seis GEI
(CO2, CH4, N2O, HFCs, PFCs, SF6). Se registrarán: a) cantidad y composición de
todas las entradas y salidas; b) tipo, fuente y cantidad de todos los consumos
energéticos; c) tipo y cantidad de emisiones directas de GEI; y d) cantidad y tipo
de sub-productos y residuos. Deberá ser exhaustivo en el recuento dentro de los
márgenes establecidos documentado de manera justificada exclusiones y todos los
supuestos posibles.
4.-
Realizar el cálculo de acuerdo con el estándar o norma adecuada. Deberá
utilizar metodologías consistentes para el correcto seguimiento de las
emisiones a lo largo del tiempo, documentando cualquier cambio en información,
métodos o factor relevante. Asignaremos las emisiones calculadas a cada una de
las etapas del proceso a partir de la suma de materiales, energía y residuo
multiplicado por el factor de emisión. Para ello, consideraremos la guía “2006
IPCC Guidelines for National Greenhouse Gas Inventories”.
5.-
Verificar la consistencia de la estimación haciendo referencia a la metodología
empleada en el recuento y cálculo, y las fuentes de los datos utilizados. Deberá
minimizar la imprecisión en el resultado reduciendo
las incertidumbres en la medida que sea posible para que así los usuarios puedan
tomar decisiones con una seguridad razonable en cuanto a la integridad de la
información.
6.-
Reportar las emisiones de GEI conforme a las directrices establecidas de forma
que sea posible la validación de los resultados obtenidos por una tercera
parte. Existen
diferentes opciones para reportar los inventarios de emisiones: por etapas del
ciclo de vida, por países o por tipo de GEI. Para ello, podremos considerar el documento “A Corporate Accounting and Reporting Standard. Revised
Edition”, elaborado por el World Business Council for Sustainable Development.
7.-
Finalmente se deberán plantear acciones para la reducción a partir de las emisiones calculadas
estudiando la posible compensación de emisiones. Posteriormente se podrá
certificar la reducción.
La finalidad del cálculo de la Huella de Carbono
es identificar opciones de mejora en la organización para el desarrollo de posibles planes de reducción
en sus emisiones. Supone por tanto un proceso de aprendizaje en la organización.
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